martes, 2 de abril de 2013

El día que te busque y abrí los ojos


Hoy, es el día adecuado amigo, de repente un millón de sentimientos adversos han asaltado mi corazón al leer sobre ti, tu pasado no tan pasado.
Hace unos meses nos encontramos, por casualidad, como he descubierto que tu, sueles encontrar a otras mujeres y hombres. Por aquel entonces yo estaba inmersa en un intercambio activo de fluidos corporales en abundancia con conocidos y no tan conocidos, con amigos y no tan amigos... Ya sabes, adolescencia.
Y empezó a temblar mi mundo.
Aquel día llovía, odio llevar paraguas y llevé paraguas. Te ví, sin poder evitarlo siquiera, a través de aquella ventana que no olvidaré en mi vida, habías abierto un poco la ventana, solo un poco. Frente a tu café, estabas, dispuesto a beberte mis palabras y a hacer que yo te bebiese por los ojos. Y te bebí.
Fuistes mi cicuta... y recuerda, que debemos un gallo a Esculapio (¨Critón, le debemos un gallo a Esculapio . Paga mi deuda y no la olvides¨). La liberación
Sentí como mi cuerpo temblaba, y despues tras beberte, el entumecimiento. 
Te marchastes justo y literalmente en la dirección contraria a la mia. Me deje morir, bebí...
Y al principio dolió, como duele por primera vez en la adolescencia. Cuando cerre los ojos todo estaba oscuro, yo que creía que aportarias algo de luz, y no, fueron tinieblas. Pero yo sabía que hay residía mi fuerza, liberación.
Un día abrí las ventanas, fuera siempre hacia frío, y dentro... dentro empezaba todo a tener sentido.
Tan acostumbrada a luchar contra todos que había ignorado a mi peor enemiga, yo misma frente al espejo.
Tu que habías rozado con tus labios mis silencios. En cuanto? Un par de horas? tres?
Habías penetrado lentamente, con delicadeza, como se hace cuando existe pasión y cariño. 
Pero aun no te habia dado tiempo a eyacular todas tus ideas en mi ser... ¿Por que estaba tan preñada de ti?
Y después el vacio...













la nada













el ADIOS














cobarde




ODIO
























el lo siento, inutil



























la espera



















impaciencia













lucha, lucha, lucha, lucha


Y volví dos veces a aquel sitio lleno de cuerpos vacios, para descubrirte, la primera vez sin querer, la segunda queriendo.


meses después quedamos, y tu habías cambiado mucho.

Yo te notaba enfermo, des idealizado, más cansado y humano. Tenias, un color humano, en esta ocasión.
Yo buscaba a ese Apolo disfrazado de mortal tras tu sonrisa y encontré a Angus en su lugar. Y me encantó. Digo te odio.
Y hablamos de eso... y lo dejastes claro. Y caí en la cuenta de que ni Apolo ni Angus... HUMANO, HUMANO AL FIN Y AL CABO.
Eras un humano, demasiado humano. 








Y te has ido, y has vuelto y espero verte. Y cuando leo sobre ti, me fascinas y cuando me hablas con esa voz tranquila... odiosamente atractiva y deliciosamente encantadora nacen de dentro las ganas de divinizarte.

Pero de repente es un gesto, un minimo comentario, un mensaje, lo que me sacan de ese estado de... adoración.
Y eres común, mediocre y vanal.
Eres fruto de mi deseo y de mi desprecio.
Fruto del para siempre y del nos vemos.
Fruto del te quise y no te quiero
Fruto del estoy contigo y no quiero
Fruto de mi vientre y de mis nervios
Fruto de mi deseo...
de mi deseo...
de mi deseo...
Bonito, fruto de mi locura y de mis tormentos!!



Y esto, más o menos es lo que siento hacia ti ahora mismo.

Por si me lees, me buscas, me tienes, me posees, me desnudas, me vistes, me atacas o me proteges. 
Por si por casualidad quieres dejarte caer, entre mis piernas, entre mis redes.




Eres araña, que trabaja, teje, atrapa y se alimenta.

Aspiro a mariposa, que evoluciona, vuela, se reproduce y muere